Primer editorial de “Crece Desde El Pie”,  el programa de los trabajadores y trabajadoras producido por el Sindicato  Docente de la UNSJ (SIDUNSJ).

EDITORIAL

Varios temas de importancia hemos vivido en esta semana. Si tuviesemos que jerarquizar la información, dos serían los temas centrales:

• La marcha Federal Educativa y el Paro docente y,
• El Paro Internacional de mujeres.

Hay una palabra común entre estos dos hechos que nos obliga a detenernos en ella y pensarla. Hablo del PARO. Término puesto en cuestionamiento, estigmatizado, desvalorizado y vaciado de sentido. Que, sin embargo, al momento de buscar una verdadera visibilización de las desigualdades, es una forma de protesta efectiva, optada siempre por los trabajadores.

Pero, ¿por qué si es una medida efectiva para la clase trabajadora, el PARO tiene tanta mala prensa?
Primero, es importante saber lo que entendemos por PARO.Y creo que podemos definirlo como el poder colectivo que tenemos las trabajadoras y los trabajadores de reclamar por nuestros derechos sacando nuestra fuerza laboral de la disponibilidad de la patronal. En otras palabras, es hacer visible que nuestro poder como trabajadoras y trabajadores organizados radica en nuestra capacidad de apropiarnos de nuestra fuerza de trabajo. En este concepto podemos encontrar un elemento inquietante para quienes ejercen poder, que es la acción colectiva que se apropia de sus propia potencialidad. Es decir, no solo es cuestionador el cese de tareas laborales, sino, sobre todo, la unión colectiva autónoma de los trabajadores en pos de mejoras en sus condiciones laborales, y la ruptura que esto genera con la mirada individualista de unos pocos que ejercen la autoridad CONTRA la mirada colectiva, unida y solidaria de quienes trabajamos.

El surgimiento del Paro asociado a una medida de fuerza de sindicatos o uniones de trabajadores puede ubicarse temporalmente en el siglo XIX, sobre los años avanzados de la Revolución Industrial. En esta época la huelga laboral estuvo severamente penada y era considerada un delito por parte de los Estados hasta 1946 aproximadamente.

En ese periodo es que el 8 de marzo de 1908, 40 mil trabajadoras textiles se habían declarado en huelga en EEUU. Lo que reclamaban era una reducción de jornada laboral a 10 horas, un salario igual al que percibían los hombres que hacían las mismas actividades y las malas condiciones de trabajo que padecían. En una fábrica de Nueva York las mujeres se sumaron a esa huelga con permanencia en sus lugares de trabajo. Pero el dueño de la fábrica ordenó cerrar las puertas del edificio para que las mujeres desistieran y abandonaran el lugar. Sin embargo, el resultado fue el incendio de la fábrica y la muerte de 129 obreras que se encontraban en el interior. Este hecho macró el antecedente principal de lo que hoy conocemos como día internacional de la mujer.

Posteriormente a esa etapa de castigo penal de la Huelga, se logró la intervención del Estado y se abolió el carácter punitivo produciendo que el castigo por hacer PARO fuera civil, por incumplimiento de las obligaciones laborales. En Argentina en 1957, al incorporarse el artículo 14 bis en la modificación de la Constitución Nacional, se reconoció plenamente el derecho a Huelga como derecho colectivo, libre de cualquier tipo de castigo penal o civil.
Actualmente, y a pesar del camino transitado, aún se cuestiona esta medida e incluso nos enfrentamos a gobiernos que buscan limitar este derecho. Si volvemos a la pregunta de origen de por qué el PARO tiene tanta mala prensa? Podríamos decir que es específicamente por su efectividad en la unión colectiva y la posibilidad, a partir de esta unión, de corroer los espacios más fuertes de poder.

Es por esto que los debates en torno a esta medida de fuerza deben servir para fortalecerla y no para limitarla. Como trabajadores y trabajadoras debemos defenderlo por nosotros, por nuestro futuro y por el de aquellos y aquellas que dejaron su vida para conquistarlo.

Laura Saavedra
Secretaria de prensa de SIDUNSJ.